La práctica de la meditación es la única técnica de Yoga en el sendero superior, el único camino para percibir el espíritu del hombre, la única puerta para acceder conscientemente a esa esencia, de eso que en ti es la semilla de todo.
Meditar es percibir directamente la Verdad. La Verdad es lo único que en nosotros es permanente, que no cambia, que existe antes del nacimiento y perdura después de la muerte, y para poderlo diferenciar de lo demás debemos utilizar las herramientas que dispongamos. En la propia personalidad podemos hallar esas herramientas, y de ellas el intelecto o razón es la más elevada.
En el trabajo de la meditación hay que ir con mucho cuidado, hay que hacerlo de forma seria, tranquila y bien orientada. Sabemos que de la mente no hay que fiarse; sin embargo, en una etapa del sendero es el único instrumento que tenemos para acercarnos a eso que llamamos Esencia o Verdad. ¿Cómo podemos entonces utilizar la mente? Razonando con ella, y para eso necesitamos hipótesis o premisas que tomaremos como verdad, y luego aplicaremos el método científico, es decir, comprobar que los resultados, y siempre según nuestra experiencia, nos demuestren si realmente son o no ciertas las hipótesis. Las hipótesis que tomaremos para desvelar la Esencia de lo demás son las siguientes:
1º.- La no-Verdad es algo que está cambiando constantemente.
2º.- La Verdad es eso que no cambia, que está siempre, que es permanente.
Si aplicamos al cuerpo físico estas premisas comprobaremos que es evidente que sí que cambia; por lo tanto el cuerpo físico es no-Verdad. Si observas tus emociones: el miedo, el afecto, el cariño, los celos, la rabia, la ira, la envidia... Descubres que las emociones también cambian, éstas son no-Verdad.