
Tradicionalmente se define al Karma-yoga como el 'yoga
de la acción desinteresada'. La definición es oportuna,
pero como todo en esta vida está llena de matices.
Nos detendremos antes de nada a explorar con atención
las diferentes acepciones de la palabra interés:
-Actitud o estado de ánimo de alguien a quien le importa cierta cosa,
siente curiosidad por ella o dirige la atención a ella. "Tengo mucho
interés en saber como se resolvió aquel asunto"
-Circunstancia de una cosa por la que tiene importancia o valor para
alguien o algo determinado o en general. "El Yoga tiene un interés
fundamental para mí".
-Inclinación, deseo o sentimiento amoroso: "Pedro tiene interés por
María".
-Beneficio obtenido por acumular o prestar dinero. "El interés que
me da mi banco es una ruina"
-Provecho o ganancia personal. "Pepe es un egoísta, todo lo hace por
el cochino interés"
Por lo visto en esta palabra se conjugan elementos muy distintos; por un
lado cuestiones relativas a lo espiritual, a lo sutil: anhelo, deseo, atención,
actitud, valor,... y por otro lado a lo más material: productividad,
ganancia, beneficio, capital,.. pero curiosamente todo con un aire muy favorecedor.
Tenemos que afirmar con rotundidad que nuestro ego es muy interesado,
y ¡menos mal!, puesto que su supervivencia pasa precisamente por satisfacer
sus propios intereses. Por lo tanto, esa acción desinteresada
que el karma yoga nos propone va en contra de su tendencia natural y le
va a resultar un hueso muy duro de roer.
El Baghavad Gita alivia la situación revelándonos la imposibilidad de que
las acciones sean del todo desinteresadas:
"¡Oh Kaunteya!, no dejes de hacer la necesaria acción, aunque esté
viciada por el deseo del fruto, pues todas las actividades están manchadas,
así como la llama lo está por el humo" (B.G. Cap. XXI. Vers.
21. Pag.138).
La misma palabra, interés, rompiéndola a nuestro gusto, como siempre,
nos indicaría su carácter de profundidad: 'int-eres', o sea 'Eres en el interior';
por lo tanto, sutilmente se nos revelaría que el máximo interés
de nuestra vida ha de ponerse en descubrir ese interior: nuestra más pura
esencia. A todo lo demás habría que denominarlos 'extereses'. Con
este invento de palabra también sería acertado decir que nuestro ego es
muy 'exteresado', incluso en ocasiones estresado, puesto que todos sus
objetivos y deseos se dirigen siempre hacia el mundo externo.
Cuando nos enteramos que el Servicio es un acelerador de nuestro desarrollo,
y que ello consiste en hacer un trabajo desinteresado, de karma-
yoga, nuestros egos suelen tender a establecerse en 'poses muy desinteresadas'
interpretando papelones de excelso altruismo. Pero curiosamente
podemos llegar a la paradójica situación de que nuestro astuto
ego 'esté muy interesado en ser desinteresado'.
Habitualmente se suele entender que la cosa pasa simplemente por no
cobrar dinero por la labor que desempeñes; pareciera como que 'el dinero
lo mancha todo', cuando resulta que en esta sociedad con el dinero
se compra todo: el esfuerzo, el trabajo, cualquier objeto material, la
oportunidad, la seguridad, la libertad de un preso,... El no cobrar se convierte
así en la 'garantía de calidad' de una acción de Servicio; eso sí,
nunca sabremos si hay verdadera 'ACTITUD de Servicio' bajo ese aparente
'ACTO de Servicio'.