Estos días, varias veces, me he encontrado con evocaciones al “ser espiritual” (fulanita es muy espiritual; mira aquella persona que medita y qué espiritual es, etc.). Parece que ahora, si no eres “espiritual”, no eres nadie. Como que también, si no eres vegetariano, eres un cafre, al que todo el mundo (que es vegetariano) tiene el derecho de recriminarte que comas animales y de recordarte que eres “malo” por ello…
Blog de Sanatana Dharma
Nos abrió la puerta un hombre de unos 80 años, enjuto y nervudo, aún con evidente recuerdo de lo que debió ser una presencia física imponente y nos invitó a pasar a los fríos profesionales que esperabamos en el descansillo.
Hubo una vez un hombre que amaba a la Naturaleza y amaba también todo aquello que creciera y pudiera dar fruto. En la era de la investigación transgénica y el efecto invernadero, todo su afán estaba encaminado a encontrar semillas autóctonas de diferentes especies, semillas que en diferentes lugares habían conseguido adaptarse a la tierra, a la climatología, y que sin embargo estaban siendo dejadas de lado por semillas más estudiadas, que aparentemente daban más fruto con menos esfuerzo, aunque necesitaran de todo tipo de tratamientos y aditivos. Incluso, algunas de estas variedades tan estudiadas, eran capaces de dar varias cosechas, con frutos más uniformes y resistentes, más hermosos. Pero la mera apariencia de los frutos no conseguía el sabor, la textura de los tradicionales, además agotaban la tierra en que se plantaban. El ritmo exigente de trabajo y todas las necesidades emparejadas a la idea de la producción fueron empobreciendo y desertizando las tierras, con lo cual, las familias que durante generaciones habían vivido en armonía y equilibrio con la tierra, en la tierra, de la tierra y para la tierra, tuvieron que trasladarse dejando tras de sí un campo baldío y estéril.
Tradicionalmente se define al Karma-yoga como el 'yoga
de la acción desinteresada'. La definición es oportuna,
pero como todo en esta vida está llena de matices.
Nos detendremos antes de nada a explorar con atención
las diferentes acepciones de la palabra interés:
-Actitud o estado de ánimo de alguien a quien le importa cierta cosa,
siente curiosidad por ella o dirige la atención a ella. "Tengo mucho
interés en saber como se resolvió aquel asunto"
-Circunstancia de una cosa por la que tiene importancia o valor para
alguien o algo determinado o en general. "El Yoga tiene un interés
fundamental para mí".
-Inclinación, deseo o sentimiento amoroso: "Pedro tiene interés por
María".
-Beneficio obtenido por acumular o prestar dinero. "El interés que
me da mi banco es una ruina"
-Provecho o ganancia personal. "Pepe es un egoísta, todo lo hace por
el cochino interés"
Por lo visto en esta palabra se conjugan elementos muy distintos; por un
lado cuestiones relativas a lo espiritual, a lo sutil: anhelo, deseo, atención,
actitud, valor,... y por otro lado a lo más material: productividad,
ganancia, beneficio, capital,.. pero curiosamente todo con un aire muy favorecedor.
Tenemos que afirmar con rotundidad que nuestro ego es muy interesado,
y ¡menos mal!, puesto que su supervivencia pasa precisamente por satisfacer
sus propios intereses. Por lo tanto, esa acción desinteresada
que el karma yoga nos propone va en contra de su tendencia natural y le
va a resultar un hueso muy duro de roer.
El Baghavad Gita alivia la situación revelándonos la imposibilidad de que
las acciones sean del todo desinteresadas:
"¡Oh Kaunteya!, no dejes de hacer la necesaria acción, aunque esté
viciada por el deseo del fruto, pues todas las actividades están manchadas,
así como la llama lo está por el humo" (B.G. Cap. XXI. Vers.
21. Pag.138).
La misma palabra, interés, rompiéndola a nuestro gusto, como siempre,
nos indicaría su carácter de profundidad: 'int-eres', o sea 'Eres en el interior';
por lo tanto, sutilmente se nos revelaría que el máximo interés
de nuestra vida ha de ponerse en descubrir ese interior: nuestra más pura
esencia. A todo lo demás habría que denominarlos 'extereses'. Con
este invento de palabra también sería acertado decir que nuestro ego es
muy 'exteresado', incluso en ocasiones estresado, puesto que todos sus
objetivos y deseos se dirigen siempre hacia el mundo externo.
Cuando nos enteramos que el Servicio es un acelerador de nuestro desarrollo,
y que ello consiste en hacer un trabajo desinteresado, de karma-
yoga, nuestros egos suelen tender a establecerse en 'poses muy desinteresadas'
interpretando papelones de excelso altruismo. Pero curiosamente
podemos llegar a la paradójica situación de que nuestro astuto
ego 'esté muy interesado en ser desinteresado'.
Habitualmente se suele entender que la cosa pasa simplemente por no
cobrar dinero por la labor que desempeñes; pareciera como que 'el dinero
lo mancha todo', cuando resulta que en esta sociedad con el dinero
se compra todo: el esfuerzo, el trabajo, cualquier objeto material, la
oportunidad, la seguridad, la libertad de un preso,... El no cobrar se convierte
así en la 'garantía de calidad' de una acción de Servicio; eso sí,
nunca sabremos si hay verdadera 'ACTITUD de Servicio' bajo ese aparente
'ACTO de Servicio'.
¿Quién eres, Verdad?... Y ¿dónde te encuentras? Dicen que tú me harás libre.Y ¿quién eres tú, Libertad?... ¿Acaso no lo soy ya?... ¿No soy libre?
Qué pretencioso por mi parte hablar de la humildad sabiendo que tan solo cualquier comentario acerca de ello, me aleja precisamente de esa humildad… Asumiendo, con gusto además, ese riesgo, trataré de velar porque no se me suban los humos a la cabeza, y pueda aportar algo útil.
La palabra sánscrita "dharma" proviene de la raíz "dhri": aquello que sostiene, el eje, la viga maestra, lo firme, lo que mantiene unido.
Hay situaciones, como las del “tsunami navideño”, que arrasan con uno… Con todo lo que en esas u otras situaciones nos arrastra (más o menos) a todos, no está de más “mirar” qué ha pasado, qué hemos hecho.
La Vida que tanto nos ama nos pone a prueba, nos envuelve a veces en torbellinos incontrolables, solo para evaluar cómo de fuerte nos agarramos al centro…
Si no comprendemos cómo empieza todo esto del B. G., no
entenderemos nada sobre el asunto, y sobre todo, no "veremos" qué
tiene que ver conmigo, aquí y ahora, que estoy viviendo la vida de un
occidental del siglo XXI...
Primero de todo hemos de darnos cuenta de que lo que dice el libro
no es algo que sucedió mucho tiempo atrás o que ocurrió en un lugar
lejanísimo. Se trata de mí, TODO ESO ESTÁ OCURRIENDO AHORA
MISMO EN MÍ... Arjuna está en mí, Krishna, está en mí ("eso" es lo
que SOY...), y Duryodhana..., ah!, Duryodhana, al que no se le cita
en el B. G. apenas..., también está en mí. Y no sólo está, sino que
tiene usurpado el poder sobre mi vida, y yo sin enterarme...
Duryodhana es el EGO, lo duro que ahy que roer, "eso" con lo que sin
querer y sin darme cuenta, estoy identificado, creando una falsa
identidad a la que me apego y con la que sufro y hago sufrir...
En la gran epopeya hindú Mahabharata, de la que el B. G. forma una
pequeña pero muy importante parte (quizás lo más importante de lo
que se ha legado a la humanidad), se describe cómo los hermanos
Kawravas con Duryodhana a la cabeza, usurpan el poder sobre el
reino (mi propia vida) con trampas en el juego, a los hermanos
Pandavas con Arjuna a la cabeza, los legítimos gobernadores del
reino. Los Kawravas representan el ego en mí, los Pandavas
representan al Espíritu en mí... Todo está en mí! A quién "alimento"?
Quién hago que dirija mis pasos por la existencia? Al ego? Al SER, el
Espíritu? Los sé distinguir? He realizado el proceso de
"desenmascaramiento" del EGO, o sigo siendo víctima del "ego
espiritual" como si ya lo hubiera vencido???
Al comienzo de la contienda, cuando los dos ejércitos, los pandavas y
los kawravas, están prestos a pelear en el campo de batalla, el
campo de Kurutsetra, mi propia vida, sus jefes se dirigen a Krishna
para pedirle ayuda en la batalla. Duryodhana, arrogante, se sienta a
la cabecera de la cama donde dormía Krishna, que se despierta con el
ruido y le pregunta qué quiere. Éste le responde que quiere todos los
ejércitos, todas las fuerzas y guerreros en sus filas, a lo que asienta
Krishna y se marcha todo orgulloso creyéndose vencedor del
combate.
Al incorporarse Krishna, descubre que a los pies de la
cama, humildemente arrodillado, se encuentra Arjuna, al que también le pregunta qué quiere. Éste le responde que lo único que quiere es que ÉL, Krishna, Dios, venga con él en el auriga, el carro de combate... Y por supuesto que Krishna asiente también para acompañarlo en la batalla y darle instrucción...
En casi todos los textos del B. G. comienza la historia con los contendientes, los Pándavas y los Kawravas prestos a luchar en el campo de batalla, el campo de Kurushektra, frente a frente en cada lado del campo.
Ya dijimos que ambos ejércitos representan los dos aspectos del Ser Humano, uno el EGO (los Kawravas, con Duryodhana, lo duro que hay que roer, como jefe), y el otro al ESPÍRITU (los Pándavas, con Arjuna, el Alma despierta YA a la percepción espiritual, como jefe). Y que los dos están en cada uno denosotros, enfrentados, si YA el Alma se ha ido despertando y ha comenzado a reclamar su poder sobre el Reino, tu vida. Si eso aún no ha ocurrido, y es lo que pasa en mucha gente, es que aún la materialidad, el ego, domina la vida de esas personas...
En ese momento en que ambos ejércitos están frente a frente,